Los cuerpos de las
serpientes carecen de piernas y brazos. Pero sus cuerpos ágiles son capaces de
atravesar lugares increíblemente estrechos. Esta habilidad depende de la
combinación de flexibilidad en la espina dorsal, una fuerte musculatura y
de su escamas ventrales en la parte inferior.
Un humano adulto tiene 26 vertebras en su columna; las serpientes tienen más de
400. Cada par de costillas de la serpiente está sujeto a una vértebra.
Cuando la serpiente se mueve los bordes posteriores de las escamas ventrales se
fijan al suelo mientras los músculos impulsan el movimiento hacia delante. Las
serpientes se mueven acorde con el terreno en el que se encuentran. La
serpiente crótalo cornudo tiene sus trucos para sobrevivir a los hábitats arenosos
en los que vive. La serpiente balancea su cabeza y parte superior del cuerpo
hacia delante y hacia los lados. Su parte inferior del cuerpo y la cola con el
vientre elevado por encima de la arena caliente, dejando un dibujo en la arena
con forma de “J”.
Algunas serpientes pueden trepar árboles. Para conseguirlo la serpiente se
enrolla al tronco y poco a poco va subiendo como un acordeón. La cola le sirve
para aferrarse al tronco mientras estira su cabeza hacia delante tomando
impulso para impulsar el resto de su cuerpo.
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